Carta de un hombre a su ex esposa

15-marzo-2017 12:10 pm

Hace un año me separé de mi esposa, la dejé para estar con otra que era más bonita.

Mi ex esposa era gorda, estaba flácida, tenía la piel llena de celulitis y estrías, rollitos y barriga, no se cuidaba ni peinada, no usaba maquillaje, siempre andaba con ropa holgada.

Sus uñas estaban sin arreglar, tenía los pechos caídos, nunca se arreglaba las cejas, en fin; yo no sentía ya más atracción hacia ella, nada de ella me llamaba la atención, solo quedaba el recuerdo de la exuberante mujer que un día conocí.

 

Hoy, exactamente un año después de haberla dejado me encontré con la mujer que un día fue mi esposa.

Estaba hermosa, radiante; había adelgazado y no había señal de los rollitos ni de la barriga. El pelo suelto caía sobre sus hombros, un rojo radiante destacaba sus hermosos labios carnosos y lucía un vestido que destacaba su cintura. No parecía el cuerpo de una madre de tres hermosos niños, mis niños.

Ahora estoy aquí sólo, recordando que esos kilos de más fueron a causa del embarazo de nuestro último hijo. La barriga flácida era porque se estaba recuperando de la enorme barriga donde ella cargó por nueve meses los mejores regalos que la vida me ha dado. La celulitis era porque cambió el gimnasio para quedarse en casa cuidando de nuestros hijos, no tenía tiempo para peinarse todos los días, mucho menos maquillarse o pintarse las uñas.

El poco tiempo del que ella disponía lo usaba para mí al grado de olvidarse de sí misma. Cambió vestidos por pañales, tenía los pechos caídos pero estaba orgullosa de haber amamantado a su hijos hasta por dos años, y aun así, ella sonreía y se veía feliz con su familia.

Lo arruiné todo, perdí a esa mujer; cambié la belleza real por una belleza de fachada, pero aprendí la lección, me faltó comprensión y agradecimiento.

Ahora ella está con el más pequeño de mis hijos, Benjamín, de apenas un añito; las otras dos ya son más grandes y no le consumen tanto tiempo; ahora puede cuidarse y se dio cuenta que no necesita de ningún hombre para estar bien y sentirse especial, ahora sabe su valor.

Una mujer de verdad no siempre tiene medidas perfectas, pero siempre tiene carácter.


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