Para sacarlo fue necesario cortarlo en tres partes.
Un joven de 17 años acudió al oftalmológico por dolores en el ojo derecho y una visión disminuida en pocos días. Lo que le dijeron los médicos fue de no creerse.
Verán, el chico presentaba un edema de córnea, sangre, perforaciones del iris y una inflamación de la membrana ocular, pero tras varios exámenes se determinó que un parásito de tres milímetros se movía a través de los agujeros que había dejado el iris.
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